domingo, 7 de abril de 2013

Las primeras 24 horas

Aparentemente las fuerzas que aseguraban que Miguelina debía morir vencieron ayer a las 4 de la mañana. Pero no, sólo me lo pusieron un poco más ¿difícil?, más ¿lejos?... Imposible, no.

Por ahora la rozo en la mata de trinitaria, en la de lechosa, en la de naranja y en el rosal en cuyas raíces reposa su vestimenta pasada, esa peluda blanca-negra-dorada que le gustaba usar.

Puede ser que esté en alguna de esas estrellas que le mostraba en las noches desde la terraza para mostrarle que la vida era maravillosa. Pero no, las estrellas están muy lejos y mi amor la necesita cerca.

Debe haber alguna forma de comunicarme con ella, y sé que la voy a conseguir. Y sí, las primeras 24 horas fueron terribles, pero ya estoy dispuesto para iniciar su búsqueda.
Miguelina, juega, descubre, vive,... pero sobre todo espérame.

JK

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